martes, julio 20, 2021

Reporte de los sucesos acaecidos el 20 de Julio de 1810 en Santa Fe (hoy Bogotá)

Desde hace muchos años me sé de memoria este poema que leí por primera vez en un librito que publicó Radio Sutatenza (y que se me embolató pero que anda por ahí y cuando aparezca pongo la foto). 

Llegó a mis manos ese librito porque eran los tiempos cuando -como relato en este escrito titulado "De la Tierra y la Luna" -seguía minuciosamente cada paso de la "carrera espacial" a través de un musiquero  (nombre un poco despectivo que algunos radioaficionados les daban a los receptores caseros) en el cual sintonizaba The Voice of America, HCJB (una emisora religiosa del Ecuador) y Radio Sutatenza. Uno escribía a esas emisoras y le mandaban por correo publicaciones sobre el viaje a la Luna, y seguramente en uno de esos pedidos encargué a Radio Sutatenza el librito en mención. Así como me sé este poema, me sé también otros de ahí.

Buscando hoy el nombre del autor o de la autora para darle todos los créditos que merece, me encuentro esta nota nada menos que en la página web del Museo de la Independencia. Allí tampoco encontré el nombre de quien lo escribió, pero sí el texto del poema. Dice simplemente que fue publicado en el periódico "El Campesino" en los años 50s. (Lo transcribo aquí, pero con pequeños cambios, como yo me lo aprendí).

Según esta obra de arte, así fueron los sucesos que acontecieron en la hoy llamada "Casa del Florero":

Pues fue que un señor Morales
para atender a su gente
pidio un florero prestado
a don González Llorente.

González era tendero
de procedencia española
que se puso de grocero
y hasta le dijo "¡Mamola!".

Pero apenas había dicho
aquella y otra indecencia,
Morales se puso chicho
y empezó la efervescencia.

Morales sacó la mano
y le aseguró a Llorente
un puño tan soberano
que alcanzó a volarle un diente.
El criollo que era un machazo
no quizo dejarlo muerto
pero eso sí, del golpazo, 
le dejó el "cabildo abierto".

Unas gentes exclamaban
"¡Que viva el señor Morales!"
En tanto que otras gritaban
"¡Abajo el señor González!"

De ponto una vieja dijo
allá en medio del tierrero
"¡Mueran todos, viva mijo,
que es el dueño del florero!"
La que exclamaba tal cosa
con tanto coraje y fuego
era la señora esposa
de González, desde luego.
La gente que la escuchó
decidió darle su muenda
Y se fue y la persiguió
y le pegó en la trastienda.

Después continuó llegando
gente y gente por montones
y todos venían gritando
"¡Que mueran los chapetones!"
Algunos muy exaltados
rompían puertas y vitrinas,
y los decretos pegados
por España en las esquinas.


Y en medio de aquel enredo
exclamó de pronto alguno
"Queremos que hable Acevedo
Que hable Acevedo El Tribuno".
Y Acevedo muy contento
les dijo con elocuencia:
"No pierdan este momento,
de calor y efervescencia".

Y aunque el frío era tremendo,
Y hacía viento con furor,
el pueblo estaba sintiendo
efervescencia y calor.
Por eso se dirigieron
al Cabido con premura
y en un momento lo abrieron
para que hubiera frescura.

Por fin llegó Policía
diciendo "Tengan paciencia"
pero la gente gritaba
"¡Que viva la Independencia!"

Temblando el Virrrey se baña
se viste pronto y se peina
y huye presuroso a España
llevándose a la Virreina.
Y al escapar el Virrey
reina calma en la ciudad;
una Junta hace otra ley
Y empieza la libertad.

Después de contienda mucha
fue libre el país entero:
Colombia ganó la lucha
y España pagó el florero