A raíz de las "luces misteriosas" que se vieron en el cielo bogotano la semana pasada, y que resultaron ser parte de la campaña de expectativa de una película, comparto aquí los capítulos finales de mi libro "De nuestros deberes para con la vida"
Vale la pena, sin embargo, que meditemos un
poco sobre cuál sería la reacción de nuestra especie en caso de que, sin lugar
a dudas, comprobáramos la existencia de seres vivos –y en especial de seres
"inteligentes"- por fuera de nuestro planeta, lo cual muy
posiblemente ocurrirá en algún momento de ese milenio que se avecina. (Recordemos que esto fue escrito en 1999).
Conjunción Venus, Júpiter y Luna
Junio 20, 2015
El contacto de nuestra especie con otros
seres "inteligentes" sería, sin lugar a dudas, un momento culminante
de la historia humana.
¿Estaríamos preparados para ese encuentro?
¿Qué luces
nos puede arrojar esta especulación sobre nuestras relaciones con nosotros
mismos y con los demás seres vivos que existen en la Tierra?
¿Poseemos una
ética que nos permita participar adecuadamente de ese episodio cumbre de la
evolución de la vida en el universo que sería el encuentro con otros seres
"inteligentes"?
Pensemos con qué criterios evaluaríamos si
esos seres son "superiores" o "inferiores" a nosotros, y
qué actitud asumiríamos como especie en uno y otro caso.
Muy posiblemente, en términos prácticos, hoy
los consideraríamos "superiores", no si poseyeran un mayor conocimiento y
dominio del universo y de sí mismos que el que nosotros poseemos, o si hubieran
logrado un grado tal de desarrollo, que pudieran dedicarse de lleno a lo que en
términos humanos llamamos la creatividad, la poesía y el disfrute de estar
vivos sin tener que preocuparse por las urgencias cotidianas de la subsistencia
(esa condena a la que desde nuestros orígenes hemos estado sometidos los
humanos), sino que los consideraríamos "superiores" si tuvieran la
capacidad de dominarnos, de explotarnos, de convertirnos en
"recursos" para la satisfacción de sus necesidades y, por supuesto,
si poseyeran una tecnología capaz de neutralizar los esfuerzos humanos para
impedir que nos dominaran. Seguramente unos sectores humanos se aliarían con
ellos para lograr dominar a otros sectores, y se pondrían
"voluntariamente" a su servicio con tal de poder compartir algo de su
poder de conquista.
Por el contrario, los consideraríamos
"inferiores" si, no importa cuán avanzada fuera su cultura en
términos de arte o de conocimiento, no estuvieran en capacidad de evitar su
explotación por parte de la especie humana. Sin duda alguna, si poseyeran o
ellos mismos fueran "recursos" capaces de otorgarnos ventajas
competitivas en la guerra o en el "mercado", nuestra especie no
dudaría en apoderarse de ellos y en ponerlos a nuestro servicio, aún cuando
ello pusiera en peligro su propia existencia.
Si fueran "superiores" a nosotros
en conocimientos, pero "inferiores" en poder destructivo, ¿estaría
nuestra especie preparada para respetarlos y para aprender pacíficamente de
ellos?
Si en el medio en donde se desarrollara la
existencia de esos supuestos seres, existieran recursos considerados valiosos
en la Tierra y esos seres no tuvieran capacidad guerrera para defenderlos,
¿estaríamos los humanos dispuestos a renunciar pacíficamente al dominio de esos
"recursos"?
Caimanes al atardecer
¿Qué tipo de pruebas de
"superioridad" les exigiríamos a los supuestos extraterrestres antes
de otorgarles nuestro respeto?
En otras palabras: ¿Ha aprendido algo nuestra
especie de toda su trayectoria de conquistas y de violaciones sobre otras
especies vivas y de unas culturas sobre otras?
Aunque en este momento la probabilidad de
establecer contacto cierto con una civilización extraterrestre se reconoce como
baja, las respuestas a estas preguntas nos pueden arrojar muchas luces sobre
nosotros mismos y sobre nuestro compromiso ético con la vida en el cosmos,
empezando por la vida en la Tierra.
Si usted fuera un o una extraterrestre
"inteligente" y tuviera buen conocimiento de la especie humana, ¿se
atrevería a arrimarse por este planeta?
* * *
"Estudio en el que se exponen las condiciones de habitabilidad de las Tierras celestes"
Desde los viejos libros de astronomía de don Camilo
Flammarion que conocí en la biblioteca de mis dos abuelos, hasta los textos
modernos y los círculos científicos en donde hoy se trata el tema de la vida
extraterrestre, afirman que si en algún otro lugar del universo existiera vida
en alguna medida parecida a la vida de la Tierra, pero que no se basara en el
carbono como toda la vida terrestre, sino en otro
elemento, muy probablemente ese elemento sería el silicio. Porque el silicio,
al igual que el carbono, posee una estructura atómica que le permite enlazarse
consigo mismo hasta conformar las complejas estructuras que, en el caso del
carbono, constituyen la base química de la vida que nosotros conocemos.
En otras palabras: si esperamos encontrar en el
espacio formas de vida similares a las terrestres, tenemos que buscar o vida de
carbono o vida de silicio.
Exploremos en qué están hoy las tentativas humanas
por crear vida en el laboratorio. Desde hace muchos años los seres humanos
desistimos en nuestros intentos de crear vida a la manera del doctor
Frankenstein, ensamblando "repuestos" de cadáveres hasta formar un
monstruo viviente, y hoy la búsqueda de vida artificial se concentra en los
terrenos de la informática y está íntimamente vinculada al campo de la
inteligencia artificial, que se dedica al desarrollo de máquinas
"pensantes".
Hoy en día, para muchos millones de seres humanos,
los virus informáticos capaces de infectar desde los computadores personales
hasta los más complejos sistemas de las empresas multinacionales o del
Pentágono, constituyen un dolor de cabeza tan molesto, y a veces de
consecuencias económicas o logísticas más graves, que los otros virus, los de
la gripa, la hepatitis o el SIDA.
Luna y Venus
Julio 10, 2013
Si bien los virus no pueden considerarse seres
vivos ("carecen de genes y
proteínas suficientes para mantenerse"), sí se encuentran muy cerca de las
células, que se consideran las unidades básicas de la vida, y de las bacterias,
que son células que en sí mismas constituyen un ser autopoyético o con capacidad de mantenerse.
Así mismo, los virus informáticos tampoco pueden
considerarse seres vivos, pero son a los programas de computador lo que los
virus biológicos son a las células y a las bacterias, y se comportan según los
mismos principios informáticos. La tecnología informática no ha creado todavía
vida ni en el computador ni en la retorta, pero sí ha llegado a desarrollar
sistemas "virtuales" que funcionan autónoma y espontáneamente de
manera muy parecida a como lo hace la vida. Tanto es así que, estudiando el
comportamiento de esos sistemas virtuales, los biólogos y los científicos en
muchos casos han logrado aprender más sobre la vida misma que en contacto
directo con los seres vivos, al igual que el desarrollo de la inteligencia
artificial ha arrojado ingentes luces sobre el funcionamiento del cerebro y las
características de la inteligencia humana. Y nos han puesto a pensar sobre si
la esencia de la vida es su sustrato material –en nuestro caso proteínas y
ácidos nucleicos- o si es una determinada manera de procesar la información,
sin importar si el hardware es de silicio o de carbono, o incluso
si no hay hardware. ¿En un futuro lejano, podría
evolucionar la inteligencia humana hacia formas virtuales?
Vean: Mitología
En este mismo texto hablamos ya del comportamiento emergente, o sea, de la
posibilidad de lograr en el universo del computador, que surjan de manera espontánea comportamientos
tan complejos como los caprichosos patrones de vuelo de las bandadas de
golondrinas o los patrones de nado de los cardúmenes de anchoas y de sardinas.
Comportamientos que surgen de la iteración o repetición y retroalimentación de
instrucciones sencillas, y que de pretenderse programar de manera expresa,
exigirían miles de horas de trabajo de los computadores más poderosos.
Tempestad sobre Bogotá
Marzo 13, 2014
Los seres humanos, pues, no hemos podido crear vida
"biológica" en el laboratorio, pero estamos acercándonos a
inesperadas formas de vida "virtual" en el espacio informático. ¿Y de
qué está hecho el sustrato material, el hardware,
de ese espacio informático, es decir, de los computadores? Fundamentalmente de
pastillas ¡¡¡de silicio!!!
Es decir, que muy posiblemente los seres humanos
(que somos vida de carbono) estamos a punto de crear esa vida de silicio que
esperábamos encontrar en algún lugar del espacio extraterrestre. Nosotros
estamos creando a los extraterrestres, y hoy ya convivimos con sus antecesores
inmediatos.
Hasta este momento, en cerca de cuatro mil millones
años que lleva la vida en el planeta Tierra, toda la evolución se ha dado desde
unas formas de vida de carbono hacia otras formas de vida de carbono más
complejas o mejor adaptadas.
En este momento, por primera vez en la historia de
la evolución de la vida terrestre, estamos acercándonos a la aparición de una
forma de vida de silicio a partir de la vida del carbono.
Vida de silicio íntimamente trenzada con la
inteligencia artificial, que también tiene como sustrato material el silicio.
En el curso de los próximos cien años, muy probablemente antes, una y otra, la
vida artificial y la inteligencia artificial, serán realidades cotidianas, y
nuestros descendientes estarán compartiendo la Tierra con otros seres
inteligentes y conscientes de sí mismos, pero basados en unos fundamentos
orgánicos distintos a los nuestros: en la biología del silicio.
¿Estaremos preparando a nuestros descendientes para
construir una ética que les permita convivir pacíficamente con esas nuevas
formas de vida que nosotros mismos estamos creando?
Cuando eso ocurra, ¿estará la especie humana
preparada para que ninguna forma de vida "inteligente" se convierta
en explotadora de la otra?
Si en este momento, cuando todavía los computadores
están muy lejos de considerarse verdaderamente "inteligentes" y mucho
menos "conscientes" de su propia existencia, la humanidad se
encuentra en jaque por los posibles errores de los computadores al pasar el
calendario del 31 de Diciembre de 1999 al primero de Enero del año 2000; si hoy
los robots, que no son conscientes de sí mismos y en consecuencia no poseen
intereses propios ni "egoísmos", están dejando sin empleo a cientos
de miles de trabajadores humanos, ¿qué pasará cuando efectivamente convivamos
con máquinas vivas, inteligentes, dotadas de consciencia, y que además carezcan
de las vulnerabilidades biológicas propias de la vida del carbono? ¿Con
máquinas físicamente mucho más poderosas que nosotros y con una capacidad de
procesar información infinitamente mayor que la nuestra?
Y si la especie humana logra mantener su carácter
dominante, ¿estaremos dispuestos a reconocerles derechos a esos seres
conscientes y a respetar sus propias vulnerabilidades?
Si bien hoy la informática se utiliza como tantas
otras expresiones de la tecnología, en actividades que incrementan nuestro
impacto como plaga, también existen múltiples ejemplos de simbiosis afortunadas
entre los computadores y lo mejor de nuestra condición humana.
Si hasta hace pocos años la estructura más compleja
del universo conocido era el cerebro humano, hoy lo es la noosfera, hecha realidad por la
interconexión simultánea y planetaria de cientos de miles de cerebros humanos.
Hoy podemos afirmar sin lugar a equivocarnos, que la Tierra no es solamente un
planeta vivo, sino además un organismo pensante, envuelto por una telaraña
neuronal que cada vez nos vincula a más seres humanos.
¿Qué clase de comportamiento
emergente podrá surgir en el
futuro de esas interconexiones?
¿Seremos capaces de conectar otros seres vivos no
humanos, a esa telaraña de inteligencias de carbono y de inteligencias de
silicio entrelazadas?
Junto con la capacidad de nuestra especie para la
poesía en todas sus formas (incluidos el humor y la ciencia) y nuestra
disposición (aunque subutilizada) para la compasión y la ternura, como ya lo
dije atrás, la interconexión actual y potencial de todos los seres humanos a
través de las redes informáticas, es uno de los argumentos que hoy, en el aquí
y el ahora, me hacen sentir virtualmente orgulloso, esperanzado y feliz de ser
humano.
1a edición: Popayán, 1999
2a edición: Bogotá, 2008
Los consideraríamos "superiores" si tuvieran la capacidad de dominarnos, de explotarnos, de convertirnos en "recursos" para la satisfacción de sus necesidades y, por supuesto, si poseyeran una tecnología capaz de neutralizar los esfuerzos humanos para impedir que nos dominaran.
Por el contrario, los consideraríamos "inferiores" si, no importa cuán avanzada fuera su cultura en términos de arte o de conocimiento, no estuvieran en capacidad de evitar su explotación por parte de la especie humana.
Los consideraríamos "superiores" si tuvieran la capacidad de dominarnos, de explotarnos, de convertirnos en "recursos" para la satisfacción de sus necesidades y, por supuesto, si poseyeran una tecnología capaz de neutralizar los esfuerzos humanos para impedir que nos dominaran.
Por el contrario, los consideraríamos "inferiores" si, no importa cuán avanzada fuera su cultura en términos de arte o de conocimiento, no estuvieran en capacidad de evitar su explotación por parte de la especie humana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario