Habito una mujer que sospeché en la niebla
Que sólo es visible cuando el sol incide en cierta forma
Que atraviesa los muros y las cosas más sólidas
Una mujer como de nubes cardadas
Una mujer de manos largas como ramas
Habito una mujer que sueña en voz alta con ventanas
Habito y me habita una mujer evanescente
Un dejo de madera guardada
Un rastro de pisadas lentas
Una huella de luna entre los árboles
Respiro una mujer de aire entrecortado
De palabras que caen como gotas sobre el agua
Densas
Difíciles
Ahogadas
Espaciadas
Segrego una mujer de grandes alas
Oigo silbar el viento entre sus alas
Cada átomo de viento deja una herida minúscula en mi cara
Habito una mujer de madrugadas largas
De lentas caravanas que se cruzan sin hablar
Como si nada
De ladridos lejanos
Habito y me habita una mujer que sospeché en la niebla
Una mujer que se respira húmeda
Una mujer que puedo asir y beber como la luz y el agua
Haciendo un cuenco apretado con las manos
Gustavo Wilches-Chaux
Popayán, Marzo 26 de 1998
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