martes, agosto 04, 2015

La caída del mundo y la derrota del LTPLT


 Desde antes de que el LTPLT hubiera sido incluido por las Naciones Unidas en su lista de organizaciones terroristas ya estábamos derrotados. Escribo este comunicado desde las montañas de internet, en una inútil e innecesaria clandestinidad. Estoy seguro de que la organización está infiltrada y de que las mentes de nuestros compañeros más intransigentes y radicales están en su poder.

Comenzaron a llegar masivamente desde hace más de medio siglo procedentes del planeta Acrón. Creo que nosotros mismos los trajimos en los inicios de la llamada “carrera espacial”, aunque no me cabe duda de que sus primeros exploradores ya habían estado aquí. 


Una prueba –no contundente- de ello, es el símbolo del pez (ichthys) que los primeros cristianos utilizaban para reconocerse entre sí y para huir en lo posible de la persecución. Nada tiene que ver con el supuesto origen extraterrestre de Jesús, sino con la evocación encriptada en ichthys a Iesous Christos Theou Hyos Soter: Jesucristo Hijo de Dios Salvador.

Los observadores de OVNIS/UFO (Objetos Voladores no Identificados / Unidentified Flying Objects), al igual que los investigadores de los proyectos SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) que se dedican a monitorear ondas electromagnéticas procedentes del cosmos en busca de algún segmento que pueda interpretarse como “una señal”, no sólo no han encontrado nada, sino que ni siquiera se han dado cuenta de que se han convertido en otros vectores efectivos del virus de Acrón.



Hoy ese virus está en todas partes, pero especialmente hace sus estragos en los centros de investigación, en las instituciones académicas, en las oficinas estatales, en las ONGs y en otras organizaciones y movimientos sociales y sindicales. Y claro, en las agencias del Sistema de Naciones Unidas, las mismas que nos incluyeron en su implacable listado del terrorismo internacional.

Oponerse al virus y pretender combatir sus efectos no se castiga con el exterminio físico del anarquista sino con la condena general a la invigencia y la exclusión. Porque desde hace varias décadas el virus ha logrado inyectar masivamente su ADN en las células humanas y ha convertido a una gran parte de nosotros en unos esclavos que no solamente ignoran esa condición, sino que se sienten orgullosos de ser –inconscientemente- vectores y al mismo tiempo verdugos al servicio de Acrón.


Yo he tomado la decisión de revelarme y rebelarme sin más dilación. Conozco bien las consecuencias a que me expongo y ya fui objeto de las primeras y duras agresiones por parte de los mismos compañeros del LTPLT, cuando me vieron dibujando unas pancartas en las que, en lugar de esas cinco letras que infunden temor cuando aparecen en banderas, brazaletes, capuchas y comunicados, escribí el nombre completo –y para muchos olvidado- de nuestra organización:

LA TIERRA PARA LOS TERRÍCOLAS

Me niego rotundamente a seguir siendo un acrónimo (gentilicio de los nativos y de los esclavos de Acrón).

Gustavo Wilches-Chaux
Bogotá, 10 de Mayo de 2015