Por allá a finales de los años 70, el inolvidable Lalo Simmonds tenía en Popayán un carro -que para entonces ya era antiguo- con un clásico radio de "válvulas" o de "tubos", que venía originalmente con el carro. Decía Lalo que cada vez que lo prendía, por los parlantes comenzaban a salir discursos de Olaya Herrera. Lo mismo le pasa a este espejo viejo de mi casa: en ciertas condiciones de luz, comienza a liberar reflejos aplazados. Este periodista, que alguna vez vió el espejo, aparece con bastante frecuencia.
Ese es uno de los privilegios de vivir entre fantasmas.
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